Cartas a las autoras

09.04.2025

Rogier van der Weyden – "La Magdalena leyendo" (h. 1438, óleo sobre tabla, 62 x 54 cm, National Gallery, Londres)


Esta famosa pintura de van der Weyden es un fragmento de un retablo más grande que se ha perdido. Gracias a un dibujo antiguo que reproduce parte del retablo original, se sabe que el tema representado era una Sacra Conversazione, es decir, la Virgen con el Niño rodeados de varios santos. En el Museo Gulbenkian de Lisboa se conservan otros dos fragmentos que también parecen formar parte del mismo retablo.

La figura de la Magdalena está tan absorta en su lectura que queda aislada del resto de los personajes de la composición. Esta característica hace que funcione bien como pintura independiente, siempre que no nos fijemos en las otras dos figuras que aparecen cortadas en el fondo (en esa época, era impensable que un artista pintase a las figuras descabezadas o cortadas por la mitad, como harían siglos más tarde los impresionistas; es uno de los indicios que nos demuestra que la pintura no está completa). Se cree que estos dos personajes son San Juan Evangelista (descalzo y arrodillado, vestido de rojo) y San José (de pie con un bastón y un rosario en la mano).

En algún momento dado, cuando la obra ya se había cortado, un iluminado decidió que la Magdalena quedaría mucho más bonita si cubría todo el fondo con una capa uniforme de pintura marrón oscuro. Así estuvo hasta la restauración que se hizo en 1955, en la que se eliminó el repinte y se descubrieron todos los detalles del fondo.

La Magdalena está leyendo un libro sagrado, que sostiene con un paño blanco para protegerlo. Tiene a sus pies su atributo más característico: el tarro de ungüento, que viene a ser su DNI en cuestiones artísticas. Como todos sabemos, la Magdalena era una mujer "perdida" que luego se arrepintió y se volvió piadosa. El artista nos recuerda su "mala vida" anterior a través de algunos detalles, como los rebeldes mechones de pelo que se le escapan por debajo del velo (el cabello femenino suelto siempre ha sido un elemento con poderosas connotaciones eróticas) y el forro de piel de su impresionante vestido verde lima (la piel simbolizaba en según qué casos el sexo femenino).

En esta sección, el alumnado tiene la oportunidad de viajar en el tiempo a través de la escritura, adoptando las voces de las grandes autoras de los siglos XVIII y XIX. Inspirados por sus obras y contexto histórico, los estudiantes redactan cartas que reflejan las preocupaciones, sueños y pensamientos de estas escritoras. Este ejercicio no solo fomenta la creatividad, sino también una comprensión más profunda de su legado literario y cultural. ¿Qué habrías escrito tú si fueras una de ellas?